lunes, 4 de julio de 2011

¿CÓMO SE DEBE MANEJAR LA SEXUALIDAD CON LOS JÓVENES PARA NO CAER EN PECADO?

En tu consulta hay, por lo menos dos o tres partes, aunque un tanto difusas. Voy a empezar por aclararte algunos puntos claves y necesarios para enfocar el tema.

1-. La sexualidad marca profundamente todo el ser del hombre y de la mujer, no sólo en el cuerpo, sino también en su misma vida psíquica y espiritual.


- El que yerra en las cuestiones fundamentales de antropología o de teología, como es el caso de no pocas de las grandes religiones, las filosofías y las ciencias modernas, tendrá por necesidad una idea desacertada de la sexualidad.


- Por eso para enfocar bien la sexualidad desde el plano teológico-moral es absolutamente imprescindible acudir a la luz que proviene de la revelación divina, y no sólo en relación con la sexualidad misma, sino, y de manera más general, en relación con la visión integral de la persona humana y su vocación terrena y celeste.

2-. Y he aquí las tres verdades fundamentales relacionadas con el cuerpo y la sexualidad humanos que tenemos que destacar sobre todas las demás.


- Primera: tanto el cuerpo como la sexualidad humana son obra del Creador, que los considera como muy buenos, como aparece atestiguado en el libro del Génesis.


- Segunda: El hombre entero y, por tanto también su sexualidad y las relaciones hombre-mujer está perturbado por el pecado. Pero hay que entender bien esto:


- Sería contrario a la revelación considerar la sexualidad como el lugar del pecado, porque la sexualidad, lo mismo que el ser humano, sigue siendo buena en sí, incluso tras la caída.


- Pero si el hombre entero está alienado de Dios, o sea, lejos de él por el pecado, y eso afecta a todas sus relaciones con el mundo, con el prójimo y consigo mismo, también la sexualidad cae dentro de esos límites de la alienación y puede, por ello mismo, degenerar en un egoísmo despiadado.


- Tercera: el hombre y la mujer en toda su integridad está redimida/o y su sexualidad participa también en la redención cuando acoge la fe y la gracia. Y ampliando un poco más esta explicación debemos decir que:


- La sexualidad humana no lleva en sí la salvación, sino que tiene necesidad de redención.


- Sólo cuando la persona humana supera el orgulloso deseo de dominar y de explotar a los demás puede la sexualidad participar de su condición de redimida.


- Lo cual quiere decir que es indudable la necesidad de una constante lucha contra el egoismo encarnado en cada individuo joven y no tan joven. No hay otro camino.

3- Y como conclusión puedo añadir que todo discurso sobre la sexualidad que no tenga en cuenta estas tres verdades conduce a peligrosos errores.
- Y quien pasa por alto el pecado o lo olvida no puede exaltar adecuadamente la redención y sentir su necesidad y terminará siendo dominado por los ímpetus del mal.
- Y el que, en cambio, acentúa más el pecado que la redención no tributa al Redentor y Creador el honor que se le debe.
- Y hablando de la sexualidad no es lícito ni simplificarla ni exagerarla demasiado.

4-. Y cuándo se comete pecado: cuando se exalta el egoismo del placer o de la satisfacción propia sobre toda otra consideración. Se atropellan todos los principios que anteriormente hemos señalado extraídos de la revelación bíblica y evangélica.


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