martes, 5 de julio de 2011

El Profeta

El profeta es un hombre llamado por Dios para que transmita Su palabra a los demás. Por definición, el profeta no obtendrá ningún beneficio de su misión excepto servir a Jehová Dios: de hecho, muchas veces iba a dar con sus huesos a la cárcel.

Se conjugan en el profeta tres elementos muy claros: la elección de Dios, la vocación del profeta mismo y una orden que amalgama ambas cosas. Es raro encontrar uno de ellos separado de los otros dos. La elección se describe en Jer. 1:5; la vocación en Am. 7:15 y en Is. 6:8. La elección y la vocación dan como resultado una misión (Ez. 2:3 o Jer. 12:1), y a menudo se presentan como una llamada a la que el profeta es incapaz de resistir (Is. 6).jeronimo.

El mensaje que el profeta ha recibido rara vez es para una sola persona: casi siempre debe ser transmitido a la comunidad en su conjunto, y se trata de una comunicación que tendrá efecto aquí y ahora pero también lejos y en el futuro. Dicho de otro modo, se trata de una verdad intemporal y universal. El profeta es enviado a hablar con sus contemporáneos, pero desde el momento en que lo que dice está inspirado por Dios, el mensaje se vuelve eterno e imperecedero.

Una de las características salientes del profeta es que tiene clara conciencia de su misión. Este saber de dónde viene su enseñanza le autoriza a utilizar la consabida fórmula "Así habla el Señor Yahvéh", que a los ojos del lego puede parecer soberbia, pero que implica en realidad que la verdad de su experiencia profética demuestra que el que habla es en verdad Dios a través de la boca del profeta

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