Veamos donde los profetas, por inspiración divina, ubican el Infierno: “El camino de la Vida [es] hacia arriba al entendido, para apartarse del Infierno abajo” (Proverbios 15:24 AV). “Porque tu misericordia es grande para conmigo, y has librado mi alma de las profundidades del Seol” (Salmo 86:13 RV). Nótese que dice: mi alma, no dice mi carne o cuerpo. Por lo tanto no está hablando del sepulcro. Además la palabra profundidades no puede ser de seis pies bajo la tierra. Desde puntos opuestos del globo terrestre, hacia abajo y profundo señala al centro de la tierra. Por lo tanto podemos entender que el centro de la tierra es el lugar donde está ubicado el Infierno. No debe ser extraño, pues los volcanes nos dan prueba inequívoca del intenso calor debajo de la tierra. Pero de todos modos, donde esté ubicado no es lo importante; lo importante es saber que existe.
El Infierno es de carácter temporero porque sólo durará hasta el final de "el Milenio." En esa ocasión las almas en el Infierno serán devueltas para ser re-unidas a sus respectivos cuerpos materiales, que entonces serán recogidos del polvo de la tierra para ser resucitados en la segunda resurrección (Daniel 12:2) (Juan 5:28-29). Toda la triunidad del hombre, cuerpo, alma y espíritu volverán a integrarse en la persona que eran antes de morir. Cada individuo que nació en este mundo y que murió sin Cristo, por sí mismo comparecerá al Juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15).
Así es la perfecta Justicia de Dios. Todo hombre durante su vida pecó en cuerpo, alma y espíritu. Es pues justo que también en el mismo cuerpo, alma y espíritu sea juzgado según las obras que hizo en la tierra. Todos aquellos que sus nombres no aparezcan escritos en el libro de la vida serán lanzados al Lago de Fuego (Apocalipsis 20:15).
En el Juicio Final el hombre sin Cristo será juzgado sin misericordia, porque rechazó la Misericordia y el Amor de Dios que es en Cristo Jesús; Será juzgado sin abogado, porque Cristo será el Juez y no el abogado.
El Lago de Fuego
Si analizamos estas dos últimas Escrituras, podemos llegar a varias conclusiones:
En primer lugar, en estos dos eventos hay una separación de tiempo de mil años. La bestia y el falso profeta están todavía allí vivos. Por lo tanto, vemos que el fuego de tormento no los ha consumido. En segundo lugar, vemos que estos dos individuos junto con el diablo serán atormentados para siempre jamás. De seguro que ellos no van a estar allí solos, sino que también estará allí todo ser humano que fue engañado por el diablo, y no fue salvo de esta condición por Fe en el Señor JesuCristo (Apocalipsis 14:9-11).
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